Captura y Suelta
La mayoría de los practicantes de la pesca deportiva amamos los ríos, los peces y la naturaleza. Muchos de nosotros nos preguntamos qué podemos hacer para ayudar a conservar la fauna y el medio ambiente. Las buenas noticias son que hay una cosa que todos podemos hacer: liberar en perfectas condiciones a los peces que capturemos.
Cada día somos más los que practicamos la práctica del captura y suelta. Parece que poco a poco nos vamos concienciando de la importancia de preservar el medio ambiente. Si no cuidamos a los peces de nuestros ríos y pantanos hoy quizás no tengamos ningún pez que pescar mañana.
El captura y suelta es muy gratificante, pues no hay mayor recompensa que saber que con esta práctica estamos aportando nuestro granito de arena a la protección del mañana. Gracias a la suma de nuestros esfuerzos podremos seguir gozando de unas jornadas de pesca inolvidables en el futuro, y también garantizaremos que puedan hacerlo nuestros hijos y nietos.
Pero a pesar de nuestra buena voluntad, muchas veces cometemos errores, pues no disponemos de la información necesaria para la correcta ejecución de esta práctica tan importante. David López Borao, en un folleto de información general para la práctica de la pesca sin muerte, nos facilita la siguiente información y pasos a seguir:
1. Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de empezar a pescar es que el anzuelo que utilizaremos tenga solamente una punta y sin arponcillo. En caso de tener arponcillo deberemos aplastarlo con unas pinzas o alicates. Esto nos facilitará la tarea del desanzuelado y evitaremos dañar gravemente al pez.
2. También hay que tener en consideración el tamaño del anzuelo, principalmente en el caso de cucharillas y peces artificiales, y adecuarlo al tamaño de los peces. Un anzuelo demasiado grande puede herirlos gravemente al atravesar partes fundamentales como su cráneo o sus ojos.
3. Una vez que hayamos clavado el pez al anzuelo tendremos que sacarlo rápidamente, intentando que éste luche lo mínimo posible, minimizando su estrés y agotamiento. Para ello, es imprescindible utilizar el sedal más grueso posible evitando así mantener la pelea durante demasiado tiempo por miedo a romper el terminal.
4. Además, nunca debemos golpear al pez contra las rocas ni arrastrarlo por la orilla para no producirle lesiones.
5. Es recomendable utilizar una sacadera o salabre sin nudos para evitar daños por rozaduras. Mejor aún si el salabre es de malla fina, así el pez podrá repartir el peso evitando una presión excesiva sobre su piel.
6. En caso de cogerlo con las manos deberemos mojarlas primero para no quitarle la mucosa protectora de la piel dejándolo expuesto a infecciones y parásitos, no debemos cogerlo nunca por las agallas para no dañarlas y no oprimiremos demasiado su abdomen.
7. Nunca debemos colocar al pez sobre ninguna superficie seca ni sobre rocas calientes o afiladas, podemos eliminar la mucosa protectora, producirle heridas o causarle un choque térmico que reduzca drásticamente sus posibilidades de supervivencia.
8. Para retirar el anzuelo debemos hacerlo con cuidado, sin sacarlo de un tirón e intentando no desgarrar la zona. También procuraremos no tocar al pez con las manos y no sacarlo del agua, en caso de hacerlo, será por el menor tiempo posible.
9. Si el anzuelo está en el fondo de la garganta y no podemos extraerlo ni siquiera con la ayuda de un desanzuelador o fórceps sin dañar al pez, el mejor modo de asegurarle su supervivencia es cortar el sedal lo más corto posible y liberarlo con el anzuelo.
10. Es algo habitual entre los pescadores querer sacar una instantánea de la captura conseguida pero para ello muchas veces mantenemos al pez demasiado tiempo fuera del agua. Para evitar esto es necesario dejarlo en el agua al menos hasta que hayamos preparado la cámara y utilizar el menor tiempo posible para hacer la foto.
11. Y ahora es momento de soltar el pez al agua. Si la batalla ha sido dura y el pez está agotado deberemos reanimarlo depositándolo en una corriente no demasiado fuerte y moverlo suavemente atrás y adelante para que el agua circule a través de sus agallas y vuelva a oxigenarse. Cuando el pez esté listo querrá marcharse y nosotros naturalmente le dejaremos ir.
12. Si el pez no muestra agotamiento tras la pelea no es necesario reanimarlo y bastará con depositarlo en el agua y dejar que se vaya.
13. Nunca deberemos soltar al pez lanzándolo al agua ni depositarlo en corrientes fuertes que puedan arrastrarlo y golpearlo contra las piedras.
Y esto es todo amigos pescadores, a partir de ahora no tenemos excusa. Cuantos más de nosotros practiquemos el captura y suelta más peces habrán en nuestros ríos, y bien seguro que … ¡las futuras generaciones nos lo agradecerán!